Tras vivir un confinamiento y una pandemia, podemos decir que nuestra vida ha cambiado y esta situación ha sido un revulsivo para diferentes facetas de nuestra vida diaria. Los hábitos de consumo no son una excepción y, si en un primer momento nos sorprendió la velocidad con la que cambiaron para adaptarnos al confinamiento, ahora que han pasado los meses debemos plantearnos cuáles de estos cambios permanecerán con nosotros.
La importancia del E-commerce
¿Por qué ahora es más importante que nunca tener un negocio online? Es cierto que el E-commerce venía funcionando y ya era imprescindible en muchos sectores, no obstante, ahora, motivado por el confinamiento, ha «enganchado» a muchos más usuarios. Factores que hasta ahora suponían una barrera de acceso al comercio online, como el miedo a la entrega, los sistemas de pago o las devoluciones, han dejado de ser un impedimento para un grupo más amplio de consumidores.
Otra barrera que se empieza a superar o que al menos debe reconsiderarse, es la idea de que el comercio electrónico es exclusivo de medianas y grandes empresas. Es imperativo para el pequeño comercio que se incorpore al mercado online, ya sea individualmente o a través de las asociaciones de comerciantes, para implementar plataformas de comercio electrónico de proximidad. ¿Por qué las compras online han de ser exclusivas de grandes empresas o ubicadas fuera de nuestro barrio? La imposición del distanciamiento social iguala la dificultad de acceso a un comercio, independientemente si está a unos metros o a muchos kilómetros de nuestra casa. Comprar online en nuestras tiendas de proximidad es una solución para adaptarnos a las medidas de seguridad sanitarias sin perjudicar al comercio local.
Mirando al futuro
Las modificaciones debidas a la irrupción del COVID-19 han de ser motivación para renovarse y no quedarse atrás. La forma tradicional de negocio ya no es la única manera de tratar con el cliente, sino que debemos incorporar las nuevas posibilidades que nos ofrece el E-commerce. Ampliar las vías de venta ha de ser nuestra ventaja frente a quienes solo disponen de una forma de relacionarse.
Como en cualquier momento de dificultad, el cambio impuesto ha de verse como una oportunidad de adaptación, ya que siendo prudentes, tendremos que convivir con cambios en nuestros hábitos de consumo y convivencia a medio, o incluso, largo plazo. Un concepto apropiado que defina como nos enfrentamos a una situación perjudicial es la resiliencia, es decir, nuestra capacidad de salir mejorados, más fuertes y superando temores.
Dicha forma de afrontar la crisis puede marcar la diferencia entre que un negocio no sobreviva o se adapte y continúe siendo parte de nuestras vidas e incluso se abra a nuevos horizontes. En este momento es la mejor inversión de un negocio para enfrentarse al futuro.
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